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Evolución histórica


Para hacer un buen enfoque del desarrollo histórico del turismo cultural se debe tener en cuenta tanto la evolución de la demanda como la producción, tanto las actitudes y percepciones hacia el medio ambiente como del patrimonio des de que afecta al entorno, así como las variables sociales y económicas. Muchas destinos que ahora son sitios turísticos reconocidos, durante el s. XIX eran lugares inhóspitos y hasta evitables. Además, las playas no fueron descubiertas como atractivos turísticos hasta el s. XVIII, y la noción de paisaje, en su sentido estético y de gozo surgió en ese mismo siglo con el movimiento romántico.

La demanda en Europa

Turismo y cultura han mantenido des de siempre relaciones estrechas, por su riqueza cultural y su legado histórico. Greg Richards habla de que en la época de la Antigua Roma los «turistas culturales»  iban en busca de culturas más antiguas como la griega o la egipcia. En la Edad Media muchos de los viajeros eran peregrinos, de los cuales debemos gran parte de los «itinerarios culturales» como el Camino de Santiago.

El origen de la palabra turismo se atribuye al Gran Tour, propio de la Gran Bretaña del s. XVIII, aunque se puede remontar al s. XVI. El gran tour consistía en un viaje (mayoritariamente aristócratas) a ciudades o sitios determinados de Europa occidental (Francia, Italia, Alemania, Suiza…) por motivos educativos o de placer y podían durar 2 ó 3 años. Hacia el 1780 se convirtió en el gran tour de las minorías ya que se incorporaron segmentos de la burguesía inglesa, y eso supondría una disminución del aspecto formativo de los viajeros.

En el s. XVIII se experimentó un cambio de intereses: la cultural del mundo clásico y del Renacimiento dejaba lugar a intereses románticos de paisajes urbanos y rurales. La llegada de los museos en el s. XVIII/XIX ayudó al estímulo del turismo, y Thomas Cook ofreció los primeros paquetes turísticos a Italia y Grecia: se centraban en aspectos culturales y estimulaban a sus clientes, mayoritariamente de clase media.

Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo un «boom» de consumo gracias al crecimiento económico de Europa. En un primer momento los destinos fueron las playas del Mediterráneo. La aparición del turismo de masas en los años sesenta se basó en una oferta estandarizada por parte de mayoristas de viajes del norte de Europa, pero en ellas la cultura era muy escasa. La idea de crear paquetes turísticos con la cultura como reclamo surgió en Alemania, aunque estos eran una minoría respeto las grandes empresas vendedoras de turismo masivo.

Con la madurez del mercado turístico europeo, en los años 70 y 80 se diferenciaron los productos en función de: el tiempo, los grupos de usuarios, el destino y las motivaciones del viaje. En esa misma época el turismo se había convertido en una gran industria mundial, fenómeno que provocaría las primeras reflexiones sobre el impacto positivo y negativo del desarrollo turístico.

A lo largo de los años , las pautas de consumo turístico han cambiado radicalmente. El turismo ha pasado de ser una actividad elitista a una actividad básica de ocio de las masas y el crecimiento de la clase media ha extendido el acceso a la alta cultura. A la vez ha habido un aumento del turismo y el consumo cultural. Hasta entonces el número de turistas culturales era escaso y el consumo del producto cultural era ocasional. Hoy en día, los museos y otras instituciones culturales abren cada vez más las puertas a los visitantes y compiten con otras atracciones de ocio para la captación de turistas y el gasto que aportan.

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